sábado, 18 de agosto de 2018

EFECTO MOZART. Escuchar a Mozart nos hace más listos.




Un jovencito de 17 años quería ser actor, pero sus problemas del lenguaje no le permitían realizar su sueño. Tras buscar ayuda, ese joven conoció al Dr. Tomatis, quien le sometió a una terapia que consistió en varias sesiones de audición de música de Mozart, tras lo cual mejoró su dicción, su memoria y ejecución. Ese jovencito se convertiría luego en uno de los más prolíficos actores que ha conocido el mundo, su nombre: Gérard Depardieu.

En 1991, el otorrino-laringólogo francés, Dr. Alfred Tomatis, en un libro titulado ¿Pourqua Mozart?, acuñó un término que luego se haría muy popular: "Efecto Mozart". El doctor Tomatis, impulsaba la idea de que la música de Mozart, por la gran cantidad de tonos altos que posee y la inigualable variedad de emociones expresadas, era capaz de estimular al cerebro a través de las señales auditivas. Es hoy conocido por la neurociencia, que tanto la vía visual, como la vía auditiva, tienen una gran interacción con muchas partes del cerebro. 

QUÉ ES EL EFECTO MOZART 

El "efecto Mozart" se refiere a los efectos beneficiosos que puede producir al cerebro de los seres humanos escuchar las melodías del compositor Wolfgang Amadeus Mozart, incrementando sus niveles de inteligencia visuo-espacial. 

El 14 de Octubre de 1993, la psicóloga Frances H. Rauscher y colaboradores, del Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria, de la Universidad de California, publicaron un estudio en la revista Nature llamado "Music and spatial task performance". En el mismo participaron 3 grupos de 36 estudiantes. Un primer grupo escuchó la "Sonata de Mozart para dos pianos en D mayor, K448"; un segundo grupo escuchó una cinta con melodías de relajación y un tercer grupo permaneció en silencio. Tras 10 minutos, las habilidades de razonamiento visuo-espaciales de los estudiantes, se evaluaron utilizando la Escala de Inteligencia de Stanford-Binet. Los scores del coeficiente de inteligencia (IQ) del primer grupo sobrepasaron, como mínimo, en 8-9 puntos a los scores obtenidos por los otros dos grupos. Acá el enlace a la bella obra de Mozart que se utilizó en el estudio

Este famoso estudio de Rauscher de 1993, tenía acotaciones importantes: 
  1. El estudio demostraba un incremento en la inteligencia de tipo visuo-espacial. 
  2. El efecto que ellos demostraron se enfocaba en los siguientes 10 minutos de escuchar la música. 
El impacto fue tal, en el  mundo de aquellos años, que el crítico de música, Alex Ross, publicó en agosto de 1994, en el periódico New York Times, que los científicos de Centro de Neurobiología de California (Rauscher y colaboradores), habían aportado los elementos que finalmente destronaban a  Beethoven como el más grande de los compositores, tras demostrarse que escuchar a  Mozart "nos hacía más listos". Esta divulgación en un medio tan importante como el New York Times, contribuyó a la gran difusión del efecto Mozart.

En 1997 fue publicado el libro de Don Campbell, "The Mozart Effect: Tapping the Power of Music to Heal the Body, Strengthen the Mind, and Unlock the Creative Spirit.", en el cual se discute sobre la teoría y su efecto temporal sobre la inteligencia. Posteriormente, el mismo autor publicaría otro libro "The Mozart Effect for Children", enfocado en el valor de la música del genio de Salzburgo, en tempranas edades de la vida. Campbell habló sobre los posibles usos del "Efecto Mozart": 

  • Reducir el estrés. 
  • Reducir la ansiedad. 
  • Mejorar la depresión. 
  • Inducir el sueño y el rejuvenecimiento. 
  • Activación corporal. 
  • Mejoría de la memoria. 
  • Tratamiento de: 
    • Trastornos de la escucha. 
    • Dislexia. 
    • Trastornos por déficit de la atención. 
    • Autismo. 

Tras 16 años de muchas publicaciones, a favor y en contra de la existencia el "Efecto Mozart", en el año 2010, fue publicado un importante meta-análisis por Pietschnig y colaboradores, de la Universidad de Viena, Austria. En este se evaluaron unos 40 estudios y cerca de 3000 temas, publicados por la ciencia desde aquel 1993. Básicamente la conclusión fue que "existía poca evidencia científica capaz de reproducir la veracidad del llamado aumento de rendimiento producido por el efecto Mozart".

Este último "estudio de estudios", no significa que no exista ese efecto, sino que la evidencia no ha podido demostrarlo aún con veracidad. Sin embargo, creemos que sí existe un efecto muy beneficioso de la música clásica sobre el cerebro, basado en nuestras observaciones y experiencias personales y con pacientes, particularmente la música de Mozart. Se trata de un efecto que podemos utilizar mientras estudiamos, mientras realizamos tareas y labores que requieran de alta concentración o cuando existan síntomas de depresión o estrés. Los cirujanos lo hemos utilizado durante las largas horas de cirugía que imponen un nivel de estrés muy elevado. 

Otros pacientes con los que tenemos experiencias positivas son aquellos que han recibido traumatismos cráneo-encefálicos severos, afectación cerebral; en pacientes con cáncer cerebral con altos niveles de depresión; y también en algunos pacientes con tinnitus o acúfenos (ruido en los oídos que no provienen de ninguna fuente externa). 

Otros profesionales de la salud han reportado su uso durante el embarazo y en pacientes con trastornos psíquicos. Pero estas utilidades están poco documentados científicamente, lo cual no significa que en el futuro podamos realmente demostrarlo. 

Siempre recordamos que "la ciencia se basa en la evidencia". 

1 comentario:

  1. Muy interesante gracias por compartir e instruirnos cada dia más y más.

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